"Una biblioteca es un lugar mágico. En sus silenciosas paredes descansan, en estantes perfectamente organizados, volúmenes y volúmenes de obras que contienen el mensaje cultural más importante de la Humanidad.
Milagrosamente, a través de cada libro allí depositado, podemos entablar un diálogo privado, personal y único con el autor que los escribió hace pocos o varios siglos. Ese es el prodigio de la Literatura.
Mi afición a la lectura se despertó muy pronto gracias a mis padres y a mi abuelo, gran lector, que me abrió el camino de los libros de su pequeña Biblioteca pública que conocí y de la cual guardo un recuerdo imborrable.
Eran los años fríos y oscuros de la posguerra. Yo vivía en León mi adolescencia y me acercaba cada tarde a la Biblioteca de Azcárate que estaba y está, al lado de la Catedral. Allí me puse en contacto directo con las grandes obras literarias del mundo, siguiendo los consejos de su Director, un hombre cultísimo. Desde entonces la lectura se convirtió en la principal de mis aficiones. La lectura me transportaba a mundos fantásticos, me invitaba a conocer personajes extraordinarios, situaciones insólitas que exaltaban mi imaginación. En aquella Biblioteca de mis años de Bachillerato, creció en mí, junto a la pasión de leer, el deseo de escribir.
La creación y el mantenimiento de una Biblioteca Pública es el mejor regalo que puede hacerse a una Comunidad. Porque supone el enriquecimiento cultural de los hombres y mujeres, niños, jóvenes, y viejos que componen esa Comunidad.
Frecuentar la Biblioteca y cuidar los libros es una obligación de todos. Creedme si os digo que tener cerca una Biblioteca es tener al alcance de la mano el mayor de todos los lujos. El lujo de la cultura."
Josefina Aldecoa, autora de "Historia de una maestra" , entre otros títulos
Para saber más: Josefina Aldecoa en Wikipedia
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